Fuente: NG Noticias.
El periodista mexicano, Jesús Lemus Barajas, autor del libro «Los Malditos» y «El agua o la vida», quien fuera preso político del gobierno calderonista, habló de la masacre de la familia LeBarón, dada a conocer a principios de esta semana. Desde su perspectiva, el homicidio tuvo un trasfondo diferente al indicado por algunos medios de comunicación, pues obedeció a una posible venganza por la disputa del agua en Chihuahua.
Entrevistado por el titular de Los Rituales del Caos, Erick Almanza, dijo que la familia LeBarón es dueña de 62 pozos en el municipio de Ahumada, Chihuahua, es decir, controla el abastecimiento del vital líquido en esa demarcación, en detrimento de las poblaciones rurales.
Para una mejor interpretación, abundó que tal comunidad, practicante de la religión mormona, podría llenar 16 veces el Estadio Azteca gracias a la cantidad de agua que controla.
«Ese es el verdadero conflicto por el que la familia LeBarón fue agredida», expuso.
De ese modo, aseguró que detrás del crimen señalado, en el que fueron ejecutados tres mujeres y seis menores de edad, pudieron estar involucrados sicarios contratados por productores agrícolas, con motivo de la animadversión de éstos en contra de ese clan.
Descartó la teoría de que el homicio múltiple fue propiciado por una persecución religiosa, pues subrayó que eso no ocurre en la tierra del águila y el nopal, lo de agredir a las personas por sus creencias.
«El caso LeBarón no es como nos lo quieren vender los medios para golpear al Presidente, el caso LeBarón es un caso que ya tiene una cola desde hace muchos años (…) Este asesinato es producto de la lucha por el agua porque los LeBarón, si vemos el registro público, son los dueños del agua en Ahumada, ellos se han quedado con el agua», añadió.
De acuerdo con las investigaciones de Lemus Barajas, la familia LeBarón logró apoderarse del abastecimiento del agua en Chihuahua por las relaciones o acuerdos que estableció con los gobiernos federales de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, al grado de que las concesiones para el manejo de ese líquido no fueron otorgadas ni siquiera a los presidentes municipales.
Reprobó que se hayan involucrado a infantes y mujeres en el caso, sin embargo, criticó el modo en que parte de la prensa está abordando dicho tema, mediante un ensalzamiento del «mexican white», es decir, de los mexicanos blanquitos buenos inocentes.
Es oportuno recordar que el homicidio múltiple en comento tuvo lugar en el límite de los estados de Chihuahua y Sonora, en el norte de México.
De acuerdo con las primeras pesquisas del gobierno federal, hubo nueve personas asesinadas, tres mujeres y seis niños, quienes fueron emboscadas por un comando armado.